Hay un cierto
morbo en todo esto.
No lo entiendo
del todo.
Solo preguntan
cómo murió.
O hablan de la
buena persona que fue.
Lo que me
gustaría que supieran es lo mucho que sufrió.
Lo arbitrario de
una andadera y silla de ruedas.
La continua y
degenerativa inmovilidad.
La torpeza e
inutilidad.
La compasión de
los otros.
La falta de
vitalidad y ganas de seguir.
La suplica misericordiosa
a la muerte.
La lenta
progresiva angustia.
La vergüenza
desnudez del baño por los otros.
Falta de
atención.
Sensación de
resto.
La oración a un
dios que no responde.
Abandono divino.
La caída del
ideal semblante de los hijos, nietos y familia.
La atención de
un contratado.
La necesidad de
una escucha, de una caricia.
Las ideas
suicidas.
Maldición de la
final condición humana.
La falsa
complacencia.
La finitud.
El dolor
constante.
El incompetente
medico.
La droga
paliativa.
Pensamiento vacío.
Alma cansada.
Odio supremo.
Significantes
irresueltos.
Egocentrismo.
Su no existencia.
Su reclusión.
La infidelidad a
sus espaldas.
La falta de fe.
La falta de
comprensión.
Su desesperanza.
Su angustia,
culpa y humillación por haber pensado, sentido y deseado todo esto.
Ido y vuelto a
cada tanto.
Por eso la
muerte es una liberación.
Quizás sí lo
saben y esto es lo que todos queremos ocultar tras un falso ritual, abrazo,
lágrima, gesto o palabra.
Esto es algo de
todo aquello de lo que no somos capaces de poder aceptar, porque lo vemos, lo
olemos tan cerca que huimos, por más crudo y nefasto que sea, esta es la
carroña de la vida.
Tal vez en la
intimidad, donde nadie nos vea y con un leve dolor a lo interno, podamos
aceptar, aunque sea en parte, algo de todo esto, de lo que una muerte y el
circo a su alrededor me mostró.
Sin escrúpulos,
verso por verso.
Con la cadencia
de un buitre, poco a poco, de manera lenta y progrediente, debemos aceptar
hacer algo, lo que sea, antes de que sea tarde, demasiado tarde.
Porque en
realidad existe tan poco tiempo para decir las cosas que hay que decir.
Solo así, a la
vuelta del tiempo, en nuestra piel o en la de los otros semejantes, quizás y
solo quizás podremos dejar de ser las hipócritas que somos y hacer un acto, al
menos uno, verdaderamente autentico, verosímil.
La muerte nos da
una sonrisa, no queda más que devolvérsela.
Viendo al
payaso, soltando la risa….
In memoriam
J.L.S.S
I.
No hay comentarios:
Publicar un comentario