martes, 5 de junio de 2012

(…) Sobre la utilidad dionisiaca.



Pauta nocturna:
Está ahí
Acechándome
Silente
A la vuelta de cada esquina
Después de cada parpadear
En la hora cero
En ese preciso instante
Donde todo se funde en sí mismo

Esa hermosa y excomulgada musa
Maldita y execrable
En cada recoveco
En cada pedazo de nada
En lo desapercibido
En lo rebosante de olvido

En ese vacio
Sobre el cual se tienden las asperezas
Los más finos y bajos intentos de algo
De lucha contra el letargo
Como hostia paliativa mide e investiga
Mitifica su entorno y origen
Mercantiliza ortopedias desarticuladas
Y soberbio se autoflagela y victimiza de ello

Qué increíble la condición humana
Su remarcado umbral
Su primitivo hacer
Su vacilante pretensión
Su imagen corroída
Su imperante y hegemónica globalidad

Al margen de todo
Siempre bajo la sucia enagua de los dioses
A la espera de la reconfortante menstrua primordial
De la huella alienante
Una horda perversa polimorfa
Por excelencia el animal balbuceante
De insaciable sexo

La sobrevalorada consciencia
La sobrevalorada palabra
Se paga con el cuerpo
Con la mortalidad
Podredumbre temporal
Surco y raya en los ojos del alma

No hay vuelta atrás
No queda más que la exaltación por amor
Vía sustancias
Vía coito
Vía el arte
Vía elaboración espiritual del sí
Cuatro vías de una misma partitura
Un mismo averno 

Porque es lo de acá
Lo nuestro
Lo demasiado nuestro
Lo Demasiado Humano

I.

No hay comentarios:

Publicar un comentario